Tribulaciones y sinsabores

El blog de las elucubraciones y desventuras de:

Perejil Verde (Thais), sinceridad pura,

Chorizo Rojo (Judith), que ve el mundo de otra manera, y

Azúcar Glass (Mario)que siempre busca el lado bueno.

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miércoles, 20 de mayo de 2009

Límites éticos de la televisión

Ética y televisión no tienen por qué ser dos conceptos antagónicos, mas, hoy en día, parece ser que se ha impuesto la ley de la selva en el medio y gana el más fuerte, o sea, el que menos escrúpulos tiene. Y es aquí donde aparece la pescadilla que se muerde la cola: ¿la tele ofrece lo que el público quiere o la tele ha impuesto la programación que le interesa? La telebasura ha establecido un panorama en el que la ética del gremio de la comunicación está perdiendo la batalla contra la rentabilidad. Sólo es importante lo que vende, y sólo vende lo escabroso. Ahora sí, ¿existen o deberían existir límites éticos? El verdadero conflicto reside en la libertad de expresión. La defensa de la televisión se centra en que tienen que publicar la información que el público demanda, y ésta, curiosamente, coincide con los contenidos comúnmente relacionados con la telebasura. Y así llego a mi conclusión: si el problema reside en la demanda del público, transformémosla. Si existe alguna posibilidad de acabar con los problemas de qué mostrar y qué no, hagamos que el público rechace el contenido no deseado. Hay muchas formas de acabar con las 6 horas al día que dedica cada cadena a los sucesos, pero todas parten de la educación. Si no se modifica el gusto del público por la violencia y el sexo no se podrá imponer ningún régimen ético en televisión.
Realmente soy un tanto pesimista al respecto. La mentalidad hispana ha ganado la batalla, y la programación más desastrosa, repugnante y poco ética es la que se lleva la palma. El que como yo no encuentre nada apetecible en la tele la mayoría del tiempo, ofrezco un link de interés.

Carne de cajero automático


Voy a contarlo todo porque si no igual no os lo creéis. Ayer me pidió un amigo que buscase en gugle para qué servía un medicamento llamado vibracina. Para gastarle una broma, busqué información sobre la viagra, y cuando leía la descripción, cambiaba la palabra por vibracina. Pues bien, hasta aquí todo normal. Lo excepcional surge cuando esta mañana, nada más levantarme, recibí al correo electrónico publicidad sobre la viagra, con una oferta por 60 píldoras.

Llamadme paranoico pero yo en estos casos no creo en las casualidades. ¿Hasta qué punto estamos controlados? La eterna pregunta de los internautas cada vez tiene más misterios. Cada click que hacemos no está vigilado por un gran hermano en una oficina de la CIA. No estamos controlados por las fuerzas estatales, sino por las económicas. Lo que de verdad resulta interesante de nosotros, como masa, no es lo que pensemos, nuestras fotos de la playa o nuestras relaciones personales, sino cuánto dinero somos capaces de generar, y qué tipo de productos nos interesan. Olvidad que nos vigilan para espiarnos, sólo les interesa saber si les resultamos rentables o no. Nos hemos convertido en un ente virtual, en una tabla de excel en la que aparece nuestra compañía de teléfono, gustos e intereses comerciales. He aquí un link muy interesante al respecto.

Si tenéis miedo a que se pierda vuestra intimidad a lo largo de la red, sabed que es más peligroso un spam personalizado que un troyano de última generación.