Los límites los ponemos nosotros.
Nadie te obliga a sentarte a ver la televisión, cada uno lo hace libre y voluntariamente por las razones que sean. Si no te gusta la programación, no la enciendas, así de sencillo. La gente decide lo que le gusta y lo que no, lo que quiere o no quiere ver.
A veces cojo el mando y hago zapping, es increíbile porque (a no ser de que me siente porque ya sé lo que voy a ver) casi nunca encuentro nada que me parezca interesante. Con la cantidad de canales que hay hoy... En ese momento tengo dos opciones: tragarme lo primero que pille o apagarla y dedicarme a otra cosa.
El poder lo tiene la audiencia, ella decide siempre: verlo o apagar. Ella es la que pone los límites, la que decide por lo que pasa y lo que no tolera. El público manda.
Por esto creo que el problema no está en la televisión, sino en quien la ve.